miércoles, 16 de febrero de 2011

Cabo sunio














Intento incesante develar tu misterio

Intento, pero no puedo componer tu figura.

Tu ritmo, tu música se confunden con otras voces y músicas

Se vuelven sordas y desvanecen entre estos espacios.



Tu mirada me dice cosas que no revelo

Pero tu contenido desborda sin límites sobre mí,

Como ya sin pausa ni retraimiento.

Entonces cuando siento que me nombras, me aparezco.

Al ser interpelada me permito, me descubro y me muestro

Sin embargo atisbo tu desvío y la perdida fugaz

Como válvula que en mi se cierra y,

Detiene la energía de tu fuente maravillosa.



Quién sabe seas el aire que no puedo abrazar

El agua que se verte y sin modo más se seca entre mis manos

Cual hechizo yo te toco y te vuelvo piedra

Te acaricio y te hundo en un sueño sin fin.

Aunque de forma alguna podré yo olvidar

aquel instante idílico en que me acerque a tu fuente,

cuando te tome entre mis dedos, bebí tu agua, y

al rozar tu claridad refractante, para mi sorpresa me vi en tu reflejo.



Sé que esa fuente brotó sobre mí con fuerza y ganas,

Ímpetu que cuando quiere me llama a hundirme en su locura. Pero no.

No puedo contemplar tu figura, pues no será mi contenido quien te cerque, ni quien te cubra.

No te podré dar forma ni nombrarte si no quieres, si no te lo permites o no te dejas.

Si no puedo componer tu figura no hay claridad que me permita verte, espiarte sin ropas, divisarte sin

aires ni sueños de grandeza que ondulan mi percepción sin sentido.



No dudo de que firme esta tu ánima grande,

Y que estoico levantarías una gran muralla sobre mí para que nada nos pase y,

así disfrutar con delicadeza prohibida cada ínfimo momento a solas.

Yo sé que está tu emoción a flor de piel y tus motivos

Sé que sos agua mansa, que corre por mis venas

Sí, vi esos ojos llenos de ternura y desesperados de pasión y aventura.

Sé que cual Poseidón controlas tú las mareas pero tu furia desata las más temibles tormentas.



Sin embargo en esta obstinación perturbadora algo nos separa

En este revelarnos ante los dioses cual pitonisa veo venir el fuego que quemará viva toda nuestra

fuente y lo que hemos construido con esfuerzo y sed.

Siento esa brisa fría de la incertidumbre y el temor de cabalgar hacia el abismo de este pecado de haber

desafiado a los dioses y a las leyes prohibidas.

Y aún en medio de este delirio ya no se que es aquello que nos separa,

¿Hemos perdido en sentido?, ¿Qué es aquello?, ¿Quién nos para?

Creo que sólo las ganas mías de ser tu arrollo, ser tu cascada o tu río, tu forma en contenido,

Y que tú sólo sepas fluir.



No hay comentarios:

Publicar un comentario